¿En dónde viven las mantarrayas?
Las mantarrayas son animales marinos cuya vida transcurre tranquilamente en las aguas saladas. A grandes rasgos, las mantarrayas se distribuyen en los mares tropicales, subtropicales y templados de los océanos de todo el mundo. Por lo tanto, no son especies que toleren precisamente las bajas temperaturas, y en vez de ello prosperan en las aguas cálidas.
Cada especie tiene una distribución específica. Si se trata de la mantarraya de arrecife (Manta alfredi), el rango abarca principalmente aguas tropicales y subtropicales de los océanos Índico y Pacífico, aunque su distribución no es continua y pueden haber zonas donde las mantarrayas no estén presentes. A su vez, el océano Atlántico también ha llegado a ser hogar de la especie, pero los avistamientos en sus aguas han sido raros.
Las mantarrayas se distribuyen en los mares tropicales, subtropicales y templados de los océanos de todo el mundo.
La mantarraya de arrecife tiene una distribución menos amplia que la mantarraya gigante (Manta birostris), pero sus avistamientos son muy frecuentes sobre todo en el océano Índico, desde el mar Rojo hasta el océano Índico occidental y desde Tailandia hasta las aguas del Índico que bañan el este de Australia. A decir verdad, se le ha visto con asiduidad en Hawái, Tailandia, Japón, Australia y Sudáfrica.
Por su parte, la mantarraya gigante se extiende más ampliamente en aguas tropicales y templadas de los océanos Índico, Pacífico y Atlántico, entre 31 grados latitud norte y 36 grados latitud sur. Los avistamientos de esta especie son menos frecuentes que los de su pariente de arrecife, y se cree que posee un comportamiento ligeramente más solitario. Individuos de Manta birostris han sido vistos en las costas del este y oeste de Estados Unidos, en Japón, en Egipto, las islas Azores, Perú, Uruguay, Sudáfrica y Nueva Zelanda, entre otros países.
El hábitat de la mantarraya de arrecife es menos oceánico con respecto a la mantarraya gigante. Normalmente se encuentra en sitios cercanos a las costas de aguas de poca profundidad, alrededor de grupos de islas, de arrecifes, de atolones y hasta en bahías y montes submarinos. Por el contrario, Manta birostris acostumbra desplazarse a través del océano pero también habita arrecifes poco profundos y visita con regularidad zonas de limpieza para permitir que otros peces eliminen los parásitos y la piel muerta de su cuerpo.
A pesar de su condición de especies marinas, en algunas regiones como Hawái pueden adentrarse en cuerpos de agua dulce.
A pesar de su condición de especies marinas, se sabe que en algunas regiones como Hawái pueden adentrarse en cuerpos de agua dulce por razones como la búsqueda de alimento o la evasión de depredadores. Para algunos científicos, esto supone una oportunidad de estudio para utilizar las lagunas como recursos de salvaguarda de mantarrayas.
Las mantarrayas no manifiestan un comportamiento territorial.
Las migraciones de las mantarrayas
Son peces que cada determinado tiempo se desplazan de una región a otra; actividad que se denomina migración. La mantarraya gigante podría ser una especie ligeramente más migratoria que la mantarraya de arrecife; se cree que podría trasladarse a través de más de 1,100 kilómetros en línea recta. ¿La razón? Posiblemente viaja en busca de áreas ricas en alimento o de temperatura templada. En cualquier caso, las migraciones y los movimientos diarios de estos peces están influidos por el curso de las corrientes oceánicas que transportan su apetitoso alimento: el plancton.
Por su parte, Manta alfredi es un poco menos migratoria y suele permanecer más tiempo en ciertos sitios, por lo que sus migraciones son más cortas. En el idioma inglés también recibe los nombres de “mantarraya residente” y “mantarraya costera”, en alusión a su costumbre de residir durante más tiempo en áreas específicas. Sus migraciones diarias pueden abarcar aproximadamente 70 kilómetros, pero las migraciones estacionales varían de región a región. Por ejemplo, los individuos de las islas Maldivas se desplazan a distancias de hasta 270 kilómetros. ¡Un número nada despreciable!