Para muchos pueblos nativos las mantarrayas poseen un significado cultural de gran trascendencia, especialmente para aquellas personas que están en contacto con el mar. A lo largo del tiempo se les ha adjudicado simbolismos y su figura probablemente tenía mucha importancia entre las sociedades ancestrales.
La palabra “manta”, conferida solo a estos peces, parece provenir del término del idioma español o portugués referido a la trampa parecida a un manto o chal con el que se pescan rayas.
Los mochicas del antiguo Perú, asentados a lo largo de la costa, representaron en su arte a las mantarrayas y las figuras de éstas están presentes en variados objetos de cerámica. Por otro lado, los aborígenes australianos estaban acostumbrados al avistamiento de varias especies de peces cartilaginosos y solían capturarlos para su consumo o para la elaboración de diversos materiales.
La palabra “manta” parece provenir del término del idioma español o portugués referido a la trampa parecida a un manto o chal con el que se pescan rayas.
La medicina tradicional china, tan rica en remedios elaborados con partes de animales salvajes, demanda las branquiespinas que supuestamente mejoran la circulación sanguínea, reducen las toxinas y curan el cáncer y la varicela así como problemas de infertilidad, entre otros. Cuando están capturando mantarrayas, los pescadores indonesios suelen entonar una canción antigua puesto que creen que esto impedirá que los animales escapen.
Tiempo atrás, las mantarrayas eran generalmente vistas como peligrosas criaturas del mar que podían atacar. Ciertamente su gran tamaño favorecía esta opinión, y se tejieron variadas creencias que formaron parte de la cultura. Por ejemplo, algunos marineros de siglos pasados pensaban que estos animales se alimentaban de otros peces y que su fuerza era tal que eran capaces de hundir las embarcaciones.
No existe razón para decir que las mantarrayas son animales peligrosos. Esto es lo que durante la segunda mitad del siglo XX descubrieron los buzos cuando observaron que ellas no los atacaban. Sin embargo, algunas personas todavía creen que las mantarrayas pueden atacar y “picar” con un aguijón, lo cual es equivocado.
› Algunas personas creen que las mantarrayas pueden atacar y “picar” con un aguijón, lo cual es equivocado.
Mantarrayas en la cultura popular
La popularidad de las mantarrayas en el cine, la televisión, la literatura, la música y otros medios de comunicación no está tan marcada como la de otros animales, y es frecuente confundirlas con sus primas las rayas del género Mobula y otros elasmobranquios de morfología similar.
Aún así su representación ha aparecido en algunas películas y series de televisión. Quizá poco conocidas, las películas hollywoodenses The sea bat (1930) y Devil monster (1936) retratan a estos peces como animales temibles y hostiles con los seres humanos. En The sea bat, los habitantes de un pueblo de pescadores son víctimas de una mantarraya, y en Devil monster los rescatistas de un joven náufrago también lo son.
Dibujos animados cuyos personajes son criaturas marinas tienden a incluir especies de rayas, como la reciente serie infantil Los octonautas, basada en libros. Los personajes principales son unos animales que viven un sinfín de aventuras; normalmente en cada capítulo destacan a una especie marina. Las mantarrayas hacen su aparición en el capítulo 13 de la serie 2.
En otras ocasiones son representadas como seres híbridos o antropomorfizados, es decir, con características humanas. Es el caso del personaje de la serie animada La sirenita llamado Evil manta y del Jefe raya de Los tigres del mar, ambos híbridos de mantarraya y humano.
El nombre de estos elasmobranquios es más común para designar equipos deportivos (béisbol, fútbol, etcétera), musicales y grupos de otra índole. Pixies, una banda de rock alternativo, tiene dos canciones tituladas Manta ray (Mantarraya) y Dancing the manta ray (Bailando la mantarraya). ¿Las conocías?